Vigilância e Solidariedade
O Sefras e os franciscanos do Cone Sul acompanham com preocupação o desaparecimento de Dom Phillips, jornalista inglês colaborador do The Guardian, e Bruno Pereira, indigenista da Fundação Nacional do Índio (Funai).
Os franciscanos têm acumulado anos de presença na região amazônica e temos o triste conhecimento dos desafios encontrados na região, desde a exploração de mineradores, pesca ilegal, tráfico humano e de narcóticos até outros tipos de violações contra os povos locais, tradicionais e originários, e a própria mãe terra.
Desafios estes que são agravados ainda mais com o grande índice de perseguição e morte de defensores de direitos humanos e ambientais neste território. Considerando ainda, que o Brasil está entre os países que mais matam ativistas socioambientais.
Ainda que roguemos para que as causas do desaparecimento sejam alheias a esses fatos, não podemos ignora-los. Este contexto, atrelado ao posicionamento e trajetória de defesa de direitos destes profissionais, evidencia a urgência em acelerar as investigações e buscas de modo prioritário pelo Estado.
Nos solidarizamos com os familiares e amigos de Bruno e Dom, e seguimos vigilantes acompanhando de forma atenta as investigações e o cenário de risco que implica a atuação de comunicadores e defensores de direitos humanos e ambientais na região. Exigimos celeridade e efetividade nas investigações, buscando responder a este fato ainda indefinido. Lembramos também que o Estado Brasileiro tem acordos internacionais para a proteção dos territórios e daqueles que ali vivem, bem como com a garantia aos direitos à liberdade de expressão e ao acesso à informação, fundamentais ao Estado Democrático de Direito.
Vigilancia y Solidaridad
Sefras y los franciscanos del Cono Sur acompañan con preocupación el desaparecimiento de Dom Phillips, periodista británico de The Guardian, y Bruno Pereira, indigenista de la Fundación Nacional del Indio (Funai).
Los franciscanos acumulan años de presencia en la región amazónica y tenemos el triste conocimiento de los desafíos que enfrenta la región, desde la explotación minera, la pesca ilegal, el tráfico de personas y órganos hasta otro tipo de atropellos contra los pueblos locales, tradicionales e indígenas, y la madre tierra misma.
Estos desafíos se ven agravados por la alta tasa de persecución y muerte de personas defensoras de derechos humanos y ambientales en este territorio. Considerando también que Brasil está entre los países que más matan activistas socio ambiéntales.
Aunque rezamos para que las causas del desaparecimiento no tengan relación con estos hechos, no podemos ignorarlos. Este contexto, ligado al posicionamiento y trayectoria de defensa de los derechos de estos profesionales, pone en evidencia la urgencia de acelerar las investigaciones y búsquedas como prioridad por parte del Estado.
Nos solidarizamos con la familia y amigos de Bruno y Dom, y nos mantenemos atentos, siguiendo de cerca las investigaciones y el escenario de riesgo que implica el trabajo de comunicadores y defensores de derechos humanos y ambientales en la región. Exigimos celeridad y eficacia en las investigaciones, buscando dar respuesta a este hecho aún indefinido. También les recordamos que el Estado brasileño tiene compromisos internacionales para la protección de los territorios y de quienes en ellos habitan, además de garantizar los derechos a la libertad de expresión y acceso a la información, fundamentales para el Estado Democrático de Derecho.